sábado, 13 de mayo de 2017

Leer

Cuando leemos debiéramos preguntarnos seriamente para qué lo hacemos. La respuesta obvia es que leemos para aprender. Pero aprender es cambiar. Así que leemos para cambiar...de mentalidad.

Si realmente queremos aprender bien lo que leemos, es decir, si realmente queremos cambiar, hay que leer con conciencia. Y esa es una idea obvia y simple, pero no es nada fácil, porque nuestra conciencia es "dimensional", quiero decir, que tiene profundidad, múltiples niveles. De ahí, que según sea nuestro nivel de conciencia, así será de efectivo el aprendizaje y el cambio correspondiente. De nuevo, esto es muy obvio, pero no le prestamos suficiente atención a este asunto. Por ello, en muchas ocasiones leemos de forma superficial, retenemos muy poco, y no cambiamos de forma efectiva. 

Una cosa importante que hay que tener en cuenta, es que el uso de la conciencia (digo bien, el uso) requiere de cierto tipo de energía, llamémosle espiritual, por llamarle algo. A lo largo del día, y de los días, nuestra capacidad para acceder a ese tipo de energía fluctúa. No siempre tenemos la misma. El Tantra Yoga, que en realidad tiene muy poco que ver con el sexo, trata sobre ese asunto, trata sobre la consecución y manejo de esa energía sutil para manipular la conciencia. Digo ahora "manipular", por lo que habréis reconocido que me he introducido en el peligroso mundo del ego, pero es lo que hay, y aunque resulte blasfemo, el ego es la única herramienta que tenemos a nuestra disposición para trascender...el ego. Quizás os venga a la mente el que disponemos del Espíritu Santo para eso, pero, sed honestos, la decisión de dejar de tomar decisiones para dejárselas a Él, las toma el ego. Suena feo, pero es así. Por eso Un curso de milagros es un curso de entrenamiento mental...para el ego.

Volviendo al principio. Si queremos cambiar efectivamente, aprender bien, tenemos que leer bien, con conciencia (con...ciencia), con toda la energía espiritual que seamos capaces de invocar en ese momento. Hay circunstancias que favorecen mucho el aprendizaje. Momentos en los que nos sentimos especialmente inspirados, felices, en los que tenemos la impresión de que podemos tocar la pura certeza con los dedos. Y otros terribles, en los que nos invade la angustia, la desesperación, la más profunda depresión. Paradójicamente, ambos son igualmente válidos e ideales para el aprendizaje. Recordad las palabras del Apocalipsis "...puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca."

Resumiendo. El nivel de conciencia/energía que seamos capaz de llevar a la lectura es el determinará el cambio de mentalidad que andamos buscando con el aprendizaje. Así que, más nos vale leer con atención.

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