miércoles, 4 de enero de 2017

Otra manera de leer

Hoy querría hablaros de una forma sencilla de otra forma de leer. 

Habitualmente leemos los libros conceptuales; los ensayos; los artículos, para aprender cosas, para aprender nuevas ideas. Tenemos la tendencia a pensar que acumulando nuevas ideas nos hacemos más sabios, pero en realidad no es así. El espíritu humano no es un contenedor de pensamientos, que se enriquece cuanto más tiene. Se parece más bien a un niño dormido que sueña lo que lee, y ese proceso le lleva a sueños más profundos, o a despertar.

Os sugiero que cuando leáis libros como el Curso de Milagros, no lo hagáis con una actitud acumulativa o crítica, que ocurre cuando confrontáis las ideas presentadas con las que ya figuran en vuestra conciencia. Tened en cuenta que, como dice la lección de hoy, nuestros pensamientos no significan nada; son irreales. Los viejos, en realidad no valen nada; los nuevos tampoco.

Lo que os propongo es que leáis para tener una experiencia. Las experiencias ocurren en un nivel superior al del pensamiento, y son, de alguna manera, más reales, más próximas al conocimiento verdadero. Esta forma de lectura exige una atención total, una concentración absoluta y una gran apertura mental. Manteniendo la conciencia de nosotros mismos nos sumergimos completamente en lo que estamos leyendo, y permitimos que nos llegue hasta el fondo. Si las palabras contienen verdad, nos inspiran y nos elevan. Es casi una forma de oración. Y es vivificante porque toca nuestro ser más profundo. Entonces el alma se alegra porque se ha encontrado con algo afín a sí misma, que es verdad, que es real. Estas lecturas sí que son transformadoras. Tras ellas no somos lo mismo. Hemos despertado un poquito.

Si habéis leído esto tal como os indico, sabréis si estoy o no en lo cierto.

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