jueves, 18 de agosto de 2016

Ese Curso siempre nuevo

No importa cuántas veces se lea. El Curso tiene esa extraña cualidad de parecer siempre algo nuevo, desconocido y clarificador. La razón de que esto sea así es bastante simple si se mira con honestidad. Lo que ocurre es que el ego, cuando se enfrenta al Conocimiento (sí, con mayúscula), se atemoriza, se bloquea, y para ello recurre a un tipo de "retraso mental". La resistencia que las enseñanzas del Curso tienen que superar para llegar a nuestra mente correcta son inmensas, os lo aseguro. Aprender las enseñanzas del Curso se parece mucho a nadar contracorriente. A primera vista podría parecer que sorprendernos al releer el Curso es una simpática característica de su contenido. No es así. En realidad es una perversa maniobra de la mente adueñada por el ego, que se resiste con furia a la luz que lo disiparía. Es una forma de retraso mental que debemos rechazar con determinación. 

Tenemos la tendencia a pensar que aprender el Curso es fácil, pero que practicarlo no lo es. Pues no. Es exactamente al revés. En realidad el comportamiento es automático y responde con fidelidad al sistema de pensamiento al que la mente se adhiere. Lo difícil es cambiar de mentalidad. Cuando se consigue, nuestros actos siguen sin esfuerzo y expresan nuestra nueva manera de entender la realidad. Hemos conocido la verdad, y la verdad nos ha hecho libres. Por eso debemos poner toda nuestra voluntad en cambiar nuestra manera de pensar, el resto, viene solo. Esa es la razón por la que en el Curso no hay ni una sola referencia al comportamiento, y por la que se define a sí mismo como un curso de entrenamiento mental. Es un método, muy eficaz, por cierto, para pasar de la mentalidad errónea a la mentalidad correcta o milagrosa.

Pongámonos con absoluta determinación a la urgente tarea de cambiar nuestra mente a la luz de la verdad. La recompensa es inmensa. Es el fin del miedo. La consecución de la paz.

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